La Semana Santa es una de las fiestas
que se celebran con más fervor, especialmente en Andalucía.
En Sevilla la noche más importante es
la que transcurre del Jueves Santo al Viernes Santo en la que salen a
la calle las seis cofradías más importantes: El Gran Poder, La
Macarena, Los Gitanos, La Trianera, El Silencio y El Calvario.
Todas la cofradías se deben poner de
acuerdo para fijar sus horarios de salida y recogida ya que están
obligadas a pasar, una tras otra, por la carrera oficial - itinerario
común que deben seguir todas las Hermandades en su trayecto hacia la
Catedral, marcada oficialmente por el Consejo de Hermandades y
Cofradías de Sevilla-.
Este reportaje se centrará en La
Hermandad de La Esperanza Macarena, una de las más importantes ya
que se considera a su Virgen como la señora de Sevilla.
En la primera fotografía vemos la
Basílica de Santa María de la Esperanza Macarena – de ahí sale
primeramente el Señor de la Sentencia y tras él La Esperanza
Macarena.
En la foto se puede observar como
desde horas antes de la salida la gente coge sitio para tener una
buena posición para ver salir a la Virgen.
También vemos a un nazareno de la
Hermandad del Gran Poder arrodillado a su paso por la basílica. Una
historia curiosa de la Madrugá es el acuerdo existente entre el Gran
Poder y La Macarena. Este acuerdo se remonta a 1903 y en él se
establece que La Macarena será la última en pasar por la Carrera
Oficial aunque la norma indica que fuera el Gran Poder (las
hermandades recorren la Carrera Oficial según su antigüedad de
menos a más) con la condición de que antes de su salida varios
nazarenos del Gran Poder fueran a solicitar la venia a la basilica.
Este acuerdo y buena relación entre ambas hermandades se respeta
actualmente.
La Centuria visita algunos de los
templos que realizan estación de penitencia durante la Madrugá
antes de ir al templo a “buscar” al Señor de la Sentencia y a la
Virgen. En este trayecto hacen un parada para tocar delante de la
Centuria Infantil para honrar a los niños que algún día se
convertirán en “armaos”.
Los niños no pueden evitar derramar
lágrimas en ese homenaje. Es uno de los momentos más emotivos de la
noche.
Después la Centuria Infantil tocará
delante de la cruz de guía que marca el inicio de la procesión.
En esta imagen tenemos el llamador, con
el se da la seña -como veremos en la siguiente imagen - a los
costaleros para que levanten el paso y continúen realizando la
estación de penitencia. El encargado de dar la orden es el capataz.
La Virgen se mueve gracias a la acción
de los costaleros. Son 36 y se sitúan bajo el palio. Son dos
cuadrillas que se van dando el relevo durante el recorrido. Los
costaleros ensayan durante todo el año tanto el paso que debe llevar
la imagen como el momento más critico de la subida tras los paros
que debe producirse todos por igual.
(Imagen de los pies de los costaleros
en el momento de subir a la virgen dando un salto)
Gracias a los costaleros la Virgen
puede recorrer todas las calles de la ciudad durante la primera noche
de luna llena de la primavera.
Antes la virgen desfilan los
penitentes. Son personas que an hecho promesas. Recorren todo el
trayecto cargando una cruz de madera en la que suelen verse
estampitas, rosarios o la medalla de la hermandad. Se diferencian de
los nazarenos porque llevan el capirote para abajo (en la imagen se
ve al fondo un nazareno del Señor de la Sentencia – se diferencian
en el color del capirote, morado para el Sentencia y verde para la
Virgen.)
La Semana
Santa es una de las fiestas más importantes de Sevilla junto con la
Feria de Abril. Por ello se inculcan las tradiciones a la
generaciones más jovenes para que no se pierdan. Los niños foman
parte activa o pasiva de las procesiones.
En la primera imagen vemos a un niño
desfilando con la Centuria Romana, siendo parte activa de las
celebraciones de Semana Santa.
En la segunda imagen vemos a un
nazareno dándole caramelos a un niña que observa el paso desde la
acera. La tradición de que los nazarenos lleven caramelos para
repartir entre los niños es para evitar que se asusten por el
aspecto fantasmal que presentan.